Cuando el Diablo está Satisfecho es Buena Persona…

Con este título, Cuando el diablo está satisfecho es buena persona, quiero decir que el diablo que, inconscientemente, llevamos dentro no siempre está atormentándonos, que a veces hasta puede parecer que es amable con nosotros, y puede parecer hasta que es bueno…

Pero también, como digo en el audio, podría haber titulado esta entrada con otra frase: Confío en todo el mundo, pero desconfío del diablo que llevan dentro.

Porque, precisamente, ese diablo que vive en nosotros y que está satisfecho es que el puede, cuando de pronto no lo está o se siente amenazado, hacernos una mala pasada, y normalmente lo hará cuando menos nos convenga.

Si algo malo puede pasar, pasará

Cuando menos nos conviene es, especialmente, en esos momentos delicados de la existencia en los cuales hemos decidido abordar cambios importantes. En ellos muchas veces parece que las cosas se complican, que hay dificultades inesperadas, accidentes, circunstancias que nos llevan a desviarnos del objetivo que nos habíamos trazado, ¿por qué parece que eso sucede siempre en esos momentos?

Creo que, como energía que somos, siempre nos rodean otras entidades energéticas afines a nuestras emociones, pensamientos, palabras y más cuestiones, conocidas o no, que forman parte de nosotros. Estas entidades que nos rodean, nos depredan porque se alimentan de todo ello. Por ello, raramente o nunca nos pueden ayudar a mejorar, porque mejorar significa cambiar nuestra energía y, por tanto, dejar de proporcionarles ese alimento concreto por el que están junto a nosotros.

Si algo no va bien, te está advirtiendo

Cuando una persona detecta que algo no está correcto en su vida, tiene esa claridad de consciencia y el sentido común y la humildad de querer abordar el cambio −por complejo que pueda resultarle− parece que las cosas se complican impidiéndole avanzar en esa dirección.

Podemos echarle la culpa a muchas cosas u a otras personas, o podemos justificar la imposibilidad del cambio con buenas razones, pero quizás no haya a nadie ni a nada visible a quién echar la culpa ni haya buenas razones, sólo un cambio energético que supone desafiar a esas entidades energéticas, auténticos pequeños o no tan pequeños diablos de los que hay que desconfiar porque mientras están satisfechos ni parecen existir, pero que cuando intentas cambiar de pronto surgen de las formas más inesperadas.

Enlaces relacionados:

Para los que no hayan leído otras cuestiones de mi blog quizás les interese conocer mi visión del Karma y cómo las programaciones inconscientes de vidas pasadas nos condicionan:

¿Qué es el Karma? Pues tiene dos sentidos o versiones

Por otra parte, he recibido este enlace que, de alguna forma, también se relaciona con lo que digo en mi audio sobre entidades energéticas que no depredan:

Psiquiatra contempla tratar a esquizofrénicos como casos de posesión diabólica

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2 comentarios en «Cuando el Diablo está Satisfecho es Buena Persona…»

  1. Hola, gracias por la entrada, desde luego tienes toda la razón, aunque creo que hay mucha gente que a lo largo de su vida no se molesta en cambiar cosas importantes o relevantes por encontrarse en una zona de confort o de relativo confort y por eso esta entrada puede resultarles algo extraña.
    Por cierto me quedo con tu frase sobre «al final lo único que podemos elegir es a quién alimentamos», como ya dije toda responsabilidad o en este caso libre albedría está limitado/a si no tienes el 100% del control sobre el asunto en cuestión.
    SAludos 🙂

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    • Por esa zona de confort que comentas hay quién te habla con tanta firmeza sobre el libre albedrío y el poder que tienes sobre tu vida… Hay quién nunca se ha tenido realmente que enfrentar a un desafío profundo, las cosas les han ido «rodando» en esa zona de confort, que no digo que no hayan tenido sus disgustos, pero han ido saliendo de ellos con relativa facilidad y hasta diría que de forma totalmente fuera de lo común, pero quién por la razón que sea ha tenido que ir más allá y no ha encontrado esa relativa facilidad sabe mucho más del libre albedrío real y del poder real que aquél que teoriza desde el sofá sin mirar lo que hay fuera… Y tengamos en cuenta una cosa: Nadie que está aquí lo está por ser perfecto, todos llevamos nuestros propios diablos con nosotros.

      Sobre mi frase… Una vez que te das cuenta de que hay «algo» que está dirigiéndote y no diriges en tu vida es cosa de elegir. Casi, casi siempre hay un resquicio de «poder» donde decidir cuando te «das cuenta»… Darse cuenta es la clave de la mayoría de las cosas porque es «ver»… Vivimos cegados y ensordecidos no de forma accidental, pero si llegas a considerar que cuando te dejas arrastrar, porque parece que no hay otra opción, es una energía determinada que te está desafiando, energía que depende de ti, ¿por qué no intentar darle un disgusto antes de que sea aún más poderosa? ¿No resulta divertido fastidiar a quién te quiere fastidiar?

      Como decía un profesor mío, los cambios reales se producen paso a paso y de forma consciente, no por un golpe de la vida… Yo tampoco creo en los cambios drásticos de la noche a la mañana por algún asunto traumático, estos raramente cambian nada más que de boquilla y para darse importancia muchas veces. Como bien recuerdo decía Carreras cuando le preguntaron unos años después por su enfermedad: «Cuando te sucede algo así decides que vas a cambiar tu vida, pero dos años después de salir de ello te das cuenta que todo sigue igual y no has hecho nada».

      Reconocer esto con humildad es más importante que pretender que uno aprende así, a golpes, fomentando la idea de la necesidad del dolor. Si hay algo que has decidido hacer y resulta que cuando lo quieres emprender empiezan a crecer los enanos quizás es sólo porque tu estado anímico te hace sentir que son más grandes que ayer, y si acontece realmente un «accidente» externo que te limita intenta, estando en pie y bien recto, asentado, dar un paso imaginario hacia atrás, siente que físicamente tu postura no es de salir a la carrera hacia adelante, sino de estar posado sobre los talones y en la parte posterior del cuerpo… Busca esa postura y manténla por unos momentos hasta sentir que tu emoción cambia, y ahora vuelve a mirar el «accidente» y nota la diferencia de cómo te sientes con respecto a él. Este tipo de toma de consciencia, de «darte cuenta», es lo que esos diablos -que cuando están satisfechos hasta son buenos- buscan evitar. Como ya hablamos una vez, el enemigo que no conoces es contra el que no te puedes defender.

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